martes, 6 de marzo de 2012

Unión de Contrarios, la base de la perfección. Por Alexandra Mújica




Unión de contrarios. La base de la perfección

Quizás el concepto de “dualidad” es el más trillado cuando se habla acerca de la cultura náhuatl, aunque no sólo de ésta; sino de toda Mesoamérica. Sin embargo,  es imposible excluir este término al tratar de comprender a cada uno de los grupos humanos asentados en esta zona.
No era una condición  que los rasgos comunes entre una civilización y otra se deban  a la estrecha  relación que guardaban gracias al  comercio tan activo que se dio  en esas épocas. Puedo afirmar que sí influyeron las culturas más arcaicas en este pensamiento dual, pero no directa  y  estrictamente. Porque  cada grupo humano al iniciar la estructuración de su cultura como tal, no tenían grandes influencias de su pasado y es lo que las hace diferentes a sus antecesores.
En la conformación de su religión y propiamente de su mitología, se mencionan la existencia de dioses para casi todos los elementos naturales así como de los fenómenos que acontecen en la sociedad. Sin embargo, hay una particularidad muy notoria; me refiero a la existencia del contrario de cada dios, así como de su parte femenina y masculina.
Enfocándome ahora sólo en la cultura náhuatl, al tratar sobre todo  aspecto de su sociedad es obligatorio mencionar a algún dios; porque siempre existirá la presencia de alguna divinidad para cualquier tema que se quiera tocar de esta civilización. Pero algo que también es inevitable, es mencionar a la complementación del dios, es decir; a su contrario.
El pensamiento náhuatl se basa en el equilibrio que debe reinar en el universo, y esto sólo pudo lograrse gracias a la existencia de las dualidades, no solo en los dioses, sino en todo aspecto de su vida cotidiana: el día y a noche, la muerte y la vida, el hombre y la mujer, Y la perfecta unión de estos, es lo que logra  el balance de la realidad en la que vivían.
Parece absurdo seguir hablando de la unión de contrarios y del punto en que se juntan para lograr el orden cósmico, pero cada actividad y manifestación artística derivada de la cultura náhuatl es la representación de esta cohesión. Los 4 soles de las vidas pasadas están rodeando al quinto sol, que representa la vida en la que se ha llegado a la perfección del funcionamiento de los astros y del propio ser humano. Las pirámides nos muestran de la misma manera la unión de los cuatro puntos en un centro el cual está dirigido al cielo que representa el lugar al que se anhela llegar adorando a los astros y a todos los hechos naturales que provienen de él y que les facilitan  su estancia en la tierra ayudándolos a producir los frutos de su sustento. Pero así como se dirigen hacia arriba, también piensan en el abajo y sobre todo en la tierra que es el punto medio en el que se fusionan   estas grandes fuerzas de la vida y la muerte, del día y la noche, de la luz y la obscuridad.
Enfocándonos ahora en el ser humano como ente creado por los dioses y como elemento de perfección podemos encontrar que también cumple con estas características duales y que es en su centro en donde se unen y generan todo sentimiento y motor de vida. Es en el corazón donde todo brota, de donde se irriga el flujo sanguíneo hacia el resto del cuerpo y le da vida a éste. Es el indicador de la vitalidad y por lo tanto el regalo más preciado que un hombre puede ofrecerle a sus creadores con la finalidad de fortalecerlos y que estos puedan seguir proveyendo al hombre de lo necesario para su sustento. Por esto es que encontramos variadas representaciones de corazones en sus esculturas y pinturas, incluso en el atavío de sus dioses como es el caso del Tigre- pájaro – serpiente, entidad que simboliza el reencuentro de las tres eras cósmicas o en la representación del Templo Mayor de Tenochtitlán, según el códice florentino en donde los dos  ídolos representan  Xochipilli llevando en la mano un corazón floreciendo.
Analizando estos elementos antes descritos podemos concluir que la profunda observación  y conocimiento de los elementos naturales que llevo a cabo el hombre no sólo se enfocaban al estudio de su alrededor sino al conocimiento profundo de su ser en el cual también encontraban plasmada la perfección que se da en le quincunce  y es de esta manera en que se integra a su realidad como un ente que al igual que los dioses tiene su parte contraria pero sin el cual no se podría dar sustento a la vida.   

lunes, 5 de marzo de 2012

CHRISTIAN GARCÍA CONTRERAS
EL VALOR DE LOS SÍMBOLOS NÁHUATL


El pasar de la historia en todo el mundo, lleva consigo una gran diversidad de formas para comunicarse, dejar un legado, manifestarse, pero el uso de las distintas maneras del habla lleva consigo algo más profundo que solo transmitir mensajes concretos, es el gran placer y virtud de comprender los sentimientos intrínsecos en un parlante, un animal e incluso en un objeto carente de movimiento, esto es el símbolo, una palabra completa para dejar claro lo que se quiere divulgar, hacer o simplemente lo que pasa por nuestros pensamientos, el símbolo en sí.
                Será la manera más cercana que tenemos para comprender cada cultura, personaje o características de un pueblo, podemos comprenderlo de una mejor manera llevando a cabo un estudio de los símbolos que todos conocemos: un semáforo con luz roja significa detenerse, un coche intervenido con una línea roja es no estacionarse, etc., de este modo podemos darle un uso a cada imagen o carácter que se nos presenta, de la misma forma nos damos cuenta del pueblo Náhuatl, nos percatamos de la forma que estos personajes quieren explicar el mundo.
Uno de estos modos es a lo que los Náhuatl llaman “Quincunce” o “ley del centro”, donde se profundiza el concepto de dualidad, este sentido del equilibrio, donde existe luz y sombra, mujer y hombre, sol y luna, vida y muerte, etc., pero todo con este centro, el punto medio donde aterriza la vida misma, un espacio entre todas las cosas donde podemos tener un cierto balance de nuestro ser, o  un rencontrar con uno nosotros.
Para cada civilización o cultura, es necesario dejar un legado a futuras generaciones, exponiendo un sinfín de temáticas, como la forma de vivir, los mitos o dioses importantes para cada uno de ellos, las manifestaciones artísticas o de avances científicos, todo esto con un expendio de pinturas, esculturas o cosas visibles que se puedan interpretar de la manera adecuada, como lo es el dios Quetzalcóatl; una serpiente emplumada. Todo ello plasmado como un compendio de símbolos.
En fin, el muy variado arte prehispánico, desde sus inicios hasta la fecha, es una clara manifestación de vida habitual, diaria o común entre los seres humanos, dejándonos hoy día observar y descubrir su estancia en el planeta, el porqué de sus pensamientos y  las formas de ver el mundo.


Facultad de Historia del Arte.




Lenguaje simbólico Nahuatl. Ley del centro o de la Realidad.


ENSAYO PARA APROBAR LA MATERIA DE ARTE PREHISPÁNICO DE MÉXICO.


Presenta:
Gabriela Esteban Rodríguez.


Profesora:
Ireri Ortiz Silva.


Morelia, Michoacán; 06 de marzo del 2012


Lenguaje simbólico Náhuatl. Ley del Centro o de la Realidad.
Cuando hablamos del lenguaje simbólico náhuatl, no sólo es necesario remontarse a la Cultura Azteca; sino de también a aquéllas que ayudaron a su constitución. Tal es el caso de una de las grandes civilizaciones del horizonte clásico; la gran Teotihuacán, palabra proveniente del náhuatl; y la cual suele traducirse como Ciudad de los Dioses.
Cabe mencionar si bien los aztecas retomaron elementos teotihuacanos para conformar un simbolismo propio; también es importante reconocer la gran labor que dicha civilización hizo por  rescatar dichos elementos.
Uno de los símbolos más característicos de esta cultura azteca, es La “ley del centro”, que de una manera esquemática correspondería a cuatro puntos unificados por un centro. Por medio del cual podemos percatarnos de la relevancia del número cinco como punto de contacto entre el cielo y la tierra o la clara idea del arriba y  abajo. “Esto constituye el núcleo mismo del pensamiento náhuatl y que determinó sus más importantes expresiones.” [1]
Podemos apreciar en su vasto legado artístico de Teotihuacán, una clara idea de los ciclos y que por medio de la Ley del Centro, “ha abolido la fragmentación de los contrarios.”[2] Esto puede interpretarse como la complementariedad de determinados elementos de carácter simbólico que cumplen con una función específica; como por ejemplo, muerte-resurrección, agua-fuego, lo limitado y lo infinito, etc.
Para algunos podría resultar un juego de niños la elaboración de este sistema, sin realmente analizar y apreciar un verdadero tratado de metafísica. “En su más simple expresión, está constituido por cinco puntos encerrados o no, en un cuadrilátero, que simbolizan  la piedra preciosa, emblema del Sol, del corazón humano y del calor.”[3]
Como la anterior existen muchas interpretaciones del mismo, pero en su concepción más precisa de Movimiento, es representado por dos líneas divergentes que se unen en el centro.
Podríamos concluir que en esta Ley del Centro ó Quincunce, la realidad habita en el punto medio de la materia asumiendo múltiples formas de la naturaleza misma.


[1] Séjourné, Laurette, Pensamiento y religión en el México Antiguo, Ed. Fondo Económico de Cultura, México, 1957, p.102
[2] Séjourné. Íbid. p. 103
[3] Séjourné. Íbid. p. 104


FACULTAD DE HISTORIA DEL ARTE
ARTE PREHISPANICO DE MÉXICO
IRERI ORTIZ SILVA


“SIMBOLOS NAHUATL”


ERICKA PAOLA ZUÑIGA GONZALEZ


  SIMBÓLOS NAHUATL

Los símbolos que el pueblo náhuatl utilizo para poder expresarse y poder comunicar su historia los vemos reflejados en sus manifestaciones artísticas de tal manera que hoy día es una manera de conocer sobre su vida cotidiana hasta sus creencias religiosas. Los dioses son el fundamento de toda una cultura ya que para lo que fue  Teotihuacán todo lo que les brindaba sustento para sobrevivir no era por otra causa más que por la ayuda de los dioses, quienes tenían poderes de una magnitud inigualable y solo ellos podían hacer que la tierra, lluvia y otros factores ayudaran a que toda la civilización pudiera vivir.

Teotihuacán que en náhuatl significa “ciudad de los dioses”  se le atribuyo este nombre ya que para los teotihuacanos al momento que un hombre moría se le tenía que hacer un rito de iniciación de muerte en el cual Sahagún nos explica que consistía en que después  que se enterraba al difunto este despertaba de un sueño vivido y de esa manera se convertían en dioses o espíritus. El Micccaotli o conocida comúnmente como la “calzada de los muertos” solo podía ser transitada después de haber muerto.

 El dios del que más se hace mención no es otro que Quetzalcóatl o serpiente emplumada dentro  del significado náhuatl,  se le ha considerado el primer dios en lo que fue la cultura Mesoamérica, y a quien se le han erigido grandes manifestaciones artísticas, el significado náhuatl de Quetzalcóatl es quetzal que significa pájaro y coatl: serpiente. Sin embargo dentro de la religión náhuatl el dios más viejo es el Dios del Fuego, al cual se le representa como un hombre viejo y llevando un bracero en la cabeza. El símbolo de Quetzalcóatl es clave de la religión teotihuacana.

La ley del centro era tomada con gran importancia. Otro  símbolo náhuatl que se representa por cuatro puntos unificados por un centro se le llama Quincunce. Eduard Seler demostró que la cifra del centro es el cinco y este simboliza el corazón. Nos deja claro que el símbolo del centro es tomado en cuenta en toda la formación de su cultura pues el quincunce también se le haya acompañado con el dios del fuego o dios del centro por esta razón se le dio el nombre de “ombligo de la tierra”. También encontraban un punto central en el abajo y arriba llamándolo la región central

 Los teotihuacanos nos expresan su concepto de los cuatro elementos y centro unificador y es el que salva a estos cuatro. Fundamentalmente tenían la idea de poner todo este tipo de símbolos como manifestaciones religiosas. Esta  ley del centro es simbolizado por el Quinto Sol.

Como parte de la simbología náhuatl se le considera al corazón el lugar donde se elabora la conciencia luminosa este es un rasgo importante que se le atribuye aún más que el de estar en un puesto central o por los sentimientos que este transmite. Tenían la creencia que la purificación era el  arma más poderosa para atravesar la materia. Hay muchas maneras de representar al corazón  pero una de las más comunes es en imágenes de penitencia. 

La unión de los contrarios es muy común en las representaciones religiosas teotihuacanas. Se pueden ver en algunos casos el que el dios Tláloc  dios del elemento agua al cual se le vera muy en relación con el fuego. Tenían una visión del paraíso de la tierra en la cual el fuego y el agua hacían la base para tener una armonía dinámica. Esto nos dice que al juntarse el agua y fuego daba como resultado la llamada ”agua quemada”. En este tema se retoma la idea del ritual de muerte, ya que al momento en que una persona no pasara por la incineración se le consideraba una muerte profana pues el fuego liberador significaba el sacrificio y penitencia.

En la mitología teotihuacana se encierran muchas símbolos como por ejemplo cuando se habla del Sol que al momento de meterse da su proceso de reencarnación y de igual manera lo hace venus para poder convertirse en estrella de la mañana esta con el objetivo de alcanzar el fuego redentor, ambas dan el símbolo del movimiento que reúne a los contrarios. Este como  muchos otros  ejemplos nos da a conocer la importancia que le tomaban al movimiento y a las dualidades como lo vimos anteriormente con la unión del agua y fuego.














BIBLIOGRAFÍA.
Séjourné, Laurette. Pensamiento y Religión en el México Antiguo, breviarios fondo de cultura, México, pp. 91- 143.

Simbología Náhuatl - Por Ilse Villanueva


“Símbolos… Y así fue que conocí a la cultura náhuatl”
-Ensayo-

 Ilse Araceli Villanueva Calderón

Universidad de Morelia A.C.
Lic. en Historia del Arte
Asignatura: Arte Prehispánico de México
LHA. Ireri Ortiz Silva
 
Puedo afirmar con toda seguridad que en casi en todas o por lo menos en la mayoría de las culturas, no solo de antaño, sino también actuales; existe una serie “objetos” expresados de múltiples maneras, que van desde el lenguaje, la escritura, las acciones cotidianas, las imágenes y en sí, todo medio de comunicación; que tienen un significado que cada sociedad les otorga dependiendo de su contexto socio – histórico, llegando incluso a ser universales. Todos estos son los llamados, símbolos.
Por mencionar un ejemplo de esto, en México cuando una persona viste de negro generalmente simboliza que está de duelo, en cambio en China el color blanco es el que hace referencia a este estado. La imagen o incluso la propia paloma, universalmente hace referencia al valor de la paz.
Con esto quiero mencionar, que cada cultura tiene su muy particular forma de expresar algún sentimiento, acción, esencia, tradición, fecha o lo que sea; por medio de símbolos. El uso tan recurrente, hace que se universalicen y lleguen a formar parte de la simbología de más de una cultura. El porque de esta utilización es un gran dilema o por lo menos lo es para mí. Me parece que el vocabulario es suficiente para expresar todo tipo de cosas sin necesidad de utilizar algún objeto que evoque a lo que se quiere decir. Quizás estas personas tiene sus propias razones por las cuales no exteriorizar directamente tal o cual cosa, una de ellas pudiera ser que el símbolo le un énfasis que probablemente no pudiera expresarse de manera oral. O tal vez, la propia cultura obligue a utilizarlos; no lo se a ciencia cierta.
Para adentrarnos al tema de la simbología propiamente náhuatl, en primer lugar debe de mencionarse que está expresada solo en sus manifestaciones artísticas; y si alguna vez fueron símbolos de tradición oral, se perdieron; solo dejándonos con algunos vestigios materializados de estos.
Esta cultura florece en Teotihuacán, que es de las más representativas e importantes del periodo clásico, tiene sus orígenes en Cuicuilco, misma que se desarrolló en los albores del preclásico. Algo enteramente característico es que “Teotihuacán […] posee una secuencia continua, que, desde el Arcaico, llega progresivamente al más puro clasicismo”.[1] Lo que hace tenga no solo una tradición, lenguaje, religión, estratificación social, técnica artística y constructiva ya establecida y perfeccionada; sino también un sistema simbólico bastante desarrollado basado en su visión del mundo con marcada influencia ritual – religiosa.
Ahora bien, el simple hecho de buscar la palabra “simbología” en mi diccionario interno, hace que inmediatamente la relacione con el arte náhuatl, y más aún con los jeroglíficos que constantemente lo enmarcaban, o sencillamente en sus códices. Lo cual es bastante lógico, porque el simple hecho de utilizar la escritura implica el uso de símbolos. Pero los teotihuacanos al parecer, hacían un esfuerzo desmesurado y tenían un gran interés en el aspecto simbólico fuertemente arraigado a su cosmovisión.
Con esto me refiero, entre otras cosas; por ejemplo al elemento de la dualidad (cabe mencionar que esta concepción se da en todas las culturas mesoamericanas) expresado sobre todo en la figura del Quetzalcóatl, una serpiente emplumada. Al hablar de un animal rastrero, nos remitimos directamente a la tierra, a lo mundano. Y la existencia de plumas, nos hace pensar en algún ave que obviamente está en constante vuelo. A su vez estos dos conceptos: tierra y ave, son otros dos símbolos con una abstracción más elevada. Para los teotihuacanos la tierra era considerada la materia tangible, y el pájaro estaba asociado al cielo, “el Quetzalcoátl es entonces el signo que contiene la revelación del origen celeste del ser humano”[2].
Actualmente, para muchas culturas el concepto del “cielo” hace referencia a una especie de paraíso hacia donde van dirigidas las almas benefactoras en el mundo terrenal, y en caso contrario, estas van en dirección al inframundo.
Menciono esto, porque la cultura náhuatl tenía una concepción parecida, la única diferencia es que las almas no se quedaban estáticas para siempre en alguno de los dos mundos no terrenales; sino que era un constante ciclo, un eterno retorno. Y a todo esto, es lo que deviene la representación entre la unión del cielo y el inframundo; creando una fusión perfecta en el centro.
Es precisamente ese el último tema que me parece pertinente tocar, el concepto del “centro”. Para los náhuatl, como ya se mencionó siempre existían los contrarios; pero ninguno de los dos era perfecto o completo. La fusión de estos elementos era lo que hacía posible el orden del universo. Y esto se puede entender en términos coloquiales, en una balanza sino hay un sustento intermedio, sencillamente no hay un equilibrio, y ninguno de los dos tiene algún peso, sencillamente no existen, hablando metafóricamente.
De igual manera ocurre con los teotihuacanos, sino hay un centro que regule a los elementos opuestos, de cualquier tipo; se pierde el equilibrio del universo.
Todos estos conocimientos acerca del mundo náhuatl, se han podido lograr gracias a numerosos y arduos trabajos de investigación de la simbología expresada en su arte principalmente. Quizás en algunos miles de años, haya habido una decadencia de la cultura actual y estudiosos de ese futuro lejano quieran estudiar nuestros rasgos característicos y sobretodo nuestra concepción del mundo. Se encontrarán en el mismo lugar que nos encontramos con respecto a las culturas prehispánicas. Toda expresión del lenguaje, está basada en símbolos, no se cual sea la razón; pero se que siempre existirá en todo el mundo la necesidad de representar conceptos por medio de estos.
No estoy segura de que sea una reacción innata, o sencillamente una herencia que nos dejaron nuestros antepasados; quizás valdría la pena analizarlo, mientras tanto… Hoy se que así fue que conocí a la cultura náhuatl, gracias a sus símbolos.
REFERENCIAS
SEJOURNE, Laurette. Pensamiento y Religión en el México Antiguo. Ed. Fondo de Cultura Económica. México. 1957.


[1] SEJOURNE, Laurette. Pensamiento y Religión en el México Antiguo. Ed. FCE. México. 1957. p. 92.
[2] SEJOURNE. Ibid. p. 96.
 

Karla Cisneros Rodríguez; "Náhuatl: su concepción simbólica"

 
Dentro de cualquier cultura, el lenguaje simbólico, no solo por medio de escritura o pequeños signos, también en los convencionalismos en sus expresiones artísticas, es un factor muy importante para poder comprender su cosmovisión y su forma de vida. Aspectos en los que ellos creían para tener una mejor perspectiva de lo que pasaba a su alrededor.

Anteriormente, ya se ha tomado en cuenta el concepto amplio del mito dentro del México Antiguo, analizando las características que se podían contemplar en cada cultura y con esto lo que pasaba en sus mentes en ese entonces. Todo esto se ha podido estudiar gracias a los hallazgos que se han hecho de símbolos, escrituras, esculturas, algunas pinturas y formas expresivas en sus construcciones. 

En el mundo del lenguaje náhuatl, existen varios signos característicos que de igual manera se pueden apreciar en otras culturas. Es un aspecto muy similar a la variedad de representaciones que tiene cada civilización de un mismo dios; el del agua, por ejemplo, representado como Chaac o Tláloc. Si bien, el dios más antiguo que se tiene registrado es el Dios del Fuego, esto se sabe gracias a un incensario que fue hallado en una de las civilizaciones más antiguas llamada Cuicuilco, pieza que simplificaba simbólicamente con su funcionalidad de incensario la magnificencia del Dios del Fuego, Dios Solar, Dios Creador.

Esto podría recordarnos un poco al llamado Quetzalcóatl, que en Cuicuilco era llamado Huehuetéotl. La representación del dios en forma de un anciano, nos da a entender todo acerca de éste, el hecho de portar en él el fuego y en sus arrugas la sabiduría hace que se tenga más comprensión de su hecho como creador. El que creó a todos los hombres y dioses, el que no es más joven que ellos. Todas estas expresiones en Cuicuilco sirven de gran influencia para las siguientes civilizaciones.

La cultura que más se llega a distinguir es la de Teotihuacán, llamada en su momento como Tollan, pero no debemos confundirnos; Tollan era la ciudad gobernada por Quetzalcóatl, sin embargo, se le denominó así a las ciudades consideradas metrópolis.

La concepción de Quetzalcóatl realiza una mezcla entre lo terrenal y lo divino, principalmente porque ya sabemos que los dioses son mortales si no se les alimenta o se les da energía, razón por la cual existen los sacrificios. Una serpiente emplumada, una serpiente que se arrastra, que es terrenal… Emplumada como un ave, el cual puede volar, el cual alcanza lo más alto del cielo, ahí donde los dioses observan.

Teotihuacán, Ciudad donde nacen los Dioses, retoma ese concepto mixto de mortalidad e inmortalidad de su dios principal, Esto es algo que verdaderamente caracteriza a la ciudad, que la hace única, aunque no solo esto, hay otras situaciones que de igual forma la colocan en ese puesto. Su dedicación hacia el Quinto Sol con edificaciones, todo esto originado ahí, hace ver la importancia e historia de su dios creador, con la simbología que expresa la ubicación en la que se encuentra erguida la pieza arquitectónica.

En toda ésta secuencia de posiciones en que se encuentra organizado el centro ceremonial hay una fuerte tendencia a las figuras de cuadriláteros y triángulos, figuras que también son muy utilizadas en la simbología náhuatl. En especial en un signo en particular llamado quincunce. Como Eduard Seler lo ha demostrado, diciendo que el cinco, de quincunce, es una cifra central y constituye un punto de fusión entre la tierra y el cielo.

Esto es una descripción simple de varios símbolos, como el rostro del Quinto Sol o el signo de Venus, que cumplen con las características que demuestra Seler. Posiblemente tiene influencia de la cosmovisión entendida por lo que ellos observaban acerca de la cultura de Teotihuacán. Los nombres dados son en náhuatl, ciertamente, ya que ellos fueron los que descubrieron la ciudad y un dato curioso es que no se sabe exactamente el nombre verdadero de Teotihuacán. Ésta información da a comprender la similitud de ciertos contextos de la cultura náhuatl con la anterior.

La sensación de movimiento, dado por sus glifos, es algo característico de estas culturas también. Podemos ver la importancia de ciertos elementos no solo en los dioses que los representan, de igual forma los podemos notar en la cantidad de ‘garabatos’ que han creado para una lectura más rápida y simple.

La vivacidad del agua, la fuerza del fuego, la importancia del corazón, los seres importantes como la serpiente emplumada, todo esto se plasma en una secuencia de dibujos provenientes de su imaginación, o de su realidad, mejor dicho. Trazos muy marcados, dando formas algo complejas, sin embargo, las podemos identificar con una sola línea que denote el movimiento del símbolo, predominando las curvas, espirales y formas geométricas.

Éste tipo de lenguaje era crucial en su cultura, ellos no se preocuparon por imprimir su vida, conocimiento o mitos de una forma escrita como la que nosotros poseemos, lo hicieron en forma de símbolos propios de su cosmovisión. Sin embargo, cabe destacar, que pueden haber elementos aún más sencillos que se vuelvan complejos en su comprensión y que aún no se hayan notado o descubierto.

 

Referencias

Sejourne, Laurette
Pensamiento y Religión en el México Antiguo,
Fondo de Cultura Económica, México, 1957, pp. 91-143.

Carla Pamela Pulido López " Simbolismo Náhuatl"




CARLA PAMELA PULIDO LÓPEZ
ENSAYO: “Simbolismo Náhuatl”
5 Marzo 2012

Todas las expresiones artísticas, símbolos y lenguaje en el mundo náhuatl son el resultado de observar su entorno, apreciar, sintetizar y expresarlo de una forma clara y común para ellos, distante y llena de misterio por nosotros. Durante todo el México prehispánico, desde su período formativo las representaciones de los elementos de la naturaleza, catástrofes, deidades y el hombre mismo se han expresado por medio de símbolos, gráficos, escenas o simplemente momentos plasmados por siglos. Todo esto para externar su sentir, palpar lo que no pueden controlar o lo que no pueden mantener a su alcance y de esta forma poder venerarlo y alimentarlo.
Los motivos tomados para representar este lenguaje, son elementos que tienen a su alrededor dándole un significado trascendental y mágico, por ejemplo serpientes, quetzales, caracoles, tortugas, jaguares, mariposas de esta forma también indicando el conocimiento de las especies  y la abstracción que pueden hacer para utilizarlos como símbolos o lenguaje mágico.Las primeras expresiones son utilizadas como elementos de culto al  Dios del fuego, representado con rostro de anciano con brasero en la cabeza, asociado con la purificación de las almas por medio de incineraciones, o también medio de comunicación del mundo terrenal con el celestial por medio del humo que sube y lleva las suplicar u oraciones a los dioses.
A lo largo del desarrollo de estas culturas prehispánicas, vemos la evolución en su religión, artes, ciencias y tecnologías, todas estas expresadas a lo largo del tiempo  en sus manifestaciones  artísticas, lo vemos en el desarrollo o etapas constructivas en su arquitectura, el dominio de las técnicas como en la cerámica y escultura, la evolución de trazos en los relieves, y el dominio de pigmentos y expresiones en sus murales al fresco en sus monumentos ligados a la vida de la selva virgen.
Tollan la gran ciudad o metrópolis náhuatl es el reino del creador de todo el saber humano, Quetzalcóatl, donde se vieron creados todos los elementos que representan la cuna de la cultura gloriosa de Teotihuacán. Quetzalcóatl por ejemplo es el signo que contiene la revelación del origen celeste del ser humano, las plumas de la serpiente son el espíritu que ayuda y motiva al hombre arrastrándose como el réptil para conocer la alegría sobrehumana de la creación, la serpiente es la figura de la materia, y el pájaro quetzal simboliza el cielo, pero a la vez representa al hombre mismo y consiente, siendo a su vez un hombre-Dios, divinidad humana que al morir despierta a su nueva realidad en forma espíritu o dios.
Todo esto y en general su entorno tiene un significado en el mundo de los antiguos mexicanos, desde la orientación de sus construcciones occidente-oriente, al norte, etc. la división de estas construcciones es el cielo y tierra (pirámide del Sol y la Luna) unidos por una avenida que marca el eje de unión, también las  particularidades o estilos dentro de la pintura y escultura, las fechas rituales, todos son rasgos culturales, que dan como resultado un desarrollo perfecto del pensamiento. Este camino entre cielo y tierra, que pasa a través  del inframundo por medio de una muerte ritual o simbólica, para volver a nacer, es el proceso de encarnación y purificación que hace Quetzalcóatl en su recorrido por las pirámides, como las antiguas culturas de Mesoriente. Es también el recorrido que hace el Sol todos los días, es viajar al mundo del “abajo” por las noches, y nace de nuevo haciendo su recorrido por el cielo durante el día el mundo del “arriba”. Lo elementos de la naturaleza antes mencionado son también características de algunas divinidades como el Dios Tlaloc, que es el portador del germen luminoso que convierte la materia en energía creadora, el agua.
La división entre cielo y tierra, y a su vez inframundo y tierra, son ejemplos de la dualidad prehispánica que se maneja, pero no solo existían divisiones duales, sino también entre puntos cardinales y su centro, símbolo recurrente entre el mundo náhuatl, el famoso Quincunce es la cifra del centro, 4 puntos cardinales (el arriba y el abajo) los opuestos  unidos por un centro que simboliza el corazón, el Quinto Sol, ombligo de la tierra o Corazón del Cielo, es todo un tratado de metafísica en una sola figura, ya que es una relación entre el alma individual y el alama cósmica, el tiempo y la eternidad, lo limitado y lo infinito. Toda la naturaleza de los mundos vegetal y animal son signos visibles, como envolturas, espejo o apariencia que recubre la esencia, todo espejismo es superado con el nivel de conciencia que puede alcanzarse.
 Este tipo de símbolos o imágenes,  que representan conjuntos, individuos o conceptos son recurrentemente utilizados en su lenguaje, lo vemos en prendas de personajes en relieves, pinturas o esculturas.
Por ejemplo esta cruz tal como fue mencionada anteriormente es la cruz de Quetzalcóatl, simboliza el rencuentro del cielo y la tierra, es también característica del fuego porque aparece en los braseros e incensarios aztecas, y a su vez constituyen la figura clásica de Venus la Estrella de la Mañana, o símbolo de movimiento. Todo por la semejanza entre significados, la cruz que une los punto opuestos entre cielo y tierra, el movimiento por el recorrido que se hace de la muerte a la vida por estos 2 planos, la resurrección causado por este recorrido al inframundo también asociado con el humo caudado por la incineración, tal como lo hace el ave fénix al renacer, símbolos parecidos, asociados y en cierto momento sinónimos unos de otros, o con la característica de transfiguración. Esta unión de contrarios es la base de toda creación en el mundo náhuatl, espiritual y material. Si mezclamos dos elementos contrarios el agua y el fuego, son elementos generadores por igual, es una combinación equilibrada de los dos, con un doble aspecto generador que ayuda a florecer y que brote vida. Aparte de relieves , construcciones y esculturas la pintura era principal modo de expresión, pero son obras muy frágiles por su exposición a la intemperie, por eso afortunadamente la cerámica que alcanzó perfección en Teotihuacán , conserva también símbolos, en sus técnicas decorativas como el fresco con gran colorido azul, verde, blanco y amarillo (colores recurrentes en la naturaleza y también con un simbolismo de trasfondo)y alguno bajo relieve son arte documental.
Esta Ciudad de los Dioses, fue construida en la tierra en la selva salvaje, escondida entre su inmensa y entramada naturaleza  y actualmente permanece así, la tierra tomó el espacio que le había quitado, remplazando el esplendor que la mantenía vida en los tiempos prehispánicos, los edificios se fueron reducidos de una forma más sobria e incolora, como si la pasión hubiera desaparecido, despojándola de la poesía que contenían sus símbolos que cantaban su verdad oculta, que fue dictada por los dioses y astros, pero ahora gracias a las excavaciones realizadas, y todos eso símbolos descifrados vuelve a tomar brillo y nos encandila con la maravillosa cosmovisión que tenían, la narrativa que mantenían en su simbología y de toda esa trama que entrelaza conceptos ningún detalle fue dejado al azar, tenían sus cómputos astronómicos  que rigen las medidas, líneas de sus ornamentos, todo con precisión dentro de su mitología y simbolismo que expresa el pensamiento náhuatl dando como resultado un conocimiento inimaginable y una abstracción de la realidad tan fascinante que nos mantiene con un interesa hacia nuestros antepasados mexicanos, pero toda esta carga ideológica que manejaba también su economía y política la volvió una ciudad vulnerable ante problemas concretos de la vida programando en cierta manera su propia caída.
Bibliografía:
Sejourne , Laurette, Pensamiento y Religión en el México antiguo, breviarios fondo de cultura , México, pp. 91-143