lunes, 5 de marzo de 2012

JAZMÍN MEDRANO RODRÍGUEZ
ENSAYO

SÍMBOLOS QUE REVIVEN LA CULTURA NÁHUATL
 El Náhuatl fue la lengua unificadora de las regiones ubicadas en el Centro de México, de ahí que a este conjunto de pueblos se les conozca como cultura Náhuatl.
Esta cultura ha dejado una buena cantidad de vestigios (aunque no todos han sido estudiados) como arquitectura, pintura y orfebrería que le han permitido a los investigadores interpretar la forma de vida, la organización social y política, así como la religión y las ceremonias que practicaban los nahuas. Estos descubrimientos no solo han permitido adentrarse en el mundo de la cultura mencionada, si no también se ha encontrado simbología náhuatl en otros sitios de Mesoamérica lo cual indica una clara influencia del estilo que es adoptada por esas regiones que están alejadas del Centro.



“Estos nahuas eran muy capaces, tenían sus señoríos, sus nobles, sus gobernantes que los regían […] Tienen sus bebidas, sus alimentos, sus vestidos, sus joyas, sus plumajes de quetzal, sus ajorcas, sus casas, hogares, sementeras y trojes” 1 (León-Portilla, 31 Mayo 2011)



La creación de los elementos que conforman a la cultura náhuatl se remontan a la antigua ciudad de Teotihuacán, aquella a la que se le ha llegado a considerar la primera ciudad Náhuatl.
Teotihuacán es conocida como “La ciudad de los Dioses”, es aquí donde nace Quetzalcóatl (La serpiente emplumada), ya que es donde la “serpiente aprende a volar”, esto se puede comparar con el significado que tenía el enterrar a los señores en esta ciudad, cuando morían pasaban a ser dioses.
El centro ceremonial está dividido en el cielo y la tierra lo cual pasa a ser parte de la presencia dual y de un pensamiento más abstracto sobre la relación entre cielo y tierra.

La arquitectura teotihuacana muestra que existía un amplio contacto con la astronomía, lo que da paso a saber que su sistema matemático era complejo recordando que sus construcciones están basadas en figuras geométricas bien elaboradas, la ubicación de los monumentos y el conocimiento que tenían del ciclo anual.
El número cinco tiene un significado importante, denota el centro como el punto en el que todos los puntos se unen, a lo que ellos llamarían ‘quincunce’.
El quincunce está presente constantemente en el arte teotihuacano ya sea como un cuadrilátero enmarcando el centro o sin estar necesariamente delineado, una de ellas que se destacará es aquella que forma una cruz llamada de Quetzalcóatl que significa el rencuentro del cielo y de la tierra lo que nos lleva a pensar a algo que se menciono con anterioridad, la manera como está dividido  el centro ceremonial no representa más que la manera en la que dentro de su religión exista esa eterna unión de contrarios que da como resultado un equilibrio en todo.

Los dioses poseían rasgos de su antagonista, en algunos frescos rescatados se ve representada cierta deidad con ciertos diseños o figuras que hacía referencia al contrario, como en el caso de las representaciones de Tlaloc que posee detalles que indudablemente se relacionan con el Dios del Fuego, esta idea de la unión agua y fuego es representado por un jeroglífico llamado “agua quemada” que aparece en el famoso monumento azteca en el que está una águila parada sobre un nopal que sale del suelo que es la divinidad del agua terrestre, el águila por lo tanto representa el sol y son unidos por las tunas del nopal que simboliza el corazón

Al igual que en las demás culturas mesoamericanas nos topamos con la importancia de la dualidad destacando la existencia de un cielo y un inframundo, cuando el sol viaja por el subterráneo se convierte en un tigre de ahí que este animal se encuentre plasmado en varias pinturas con cierto movimiento y que incluso es posicionado en la parte inferior del fresco lo que asemeja su paso por el inframundo. Por otro lado, el sol en el cielo es un águila. La serpiente emplumada es el símbolo clave de la religión náhuatl, por lo tanto es el tercer elemento para lograr la representación de las tres esferas cósmicas.
Según la mitología el nacimiento del hombre es de un árbol, recordando pues que en el mundo mesoamericano un mito predominante es el de asociar el origen del hombre con algún elemento que emerja del subterráneo como por ejemplo, el maíz.
La idea del nacimiento que tienen se asemeja a la idea de que cuando el ser nace se separa y se detiene mientras esté con vida, y solo se logrará unidad y movimiento de nuevo cuando se remonte hace dios, he ahí la importancia y significado del sacrificio.

En la ceremonia que se efectuaba para realizar un sacrificio, el corazón del individuo tenía que ser atravesado con un cuchillo para de esta manera purificarse.
El corazón no es representado como tal, su representación era abstracta, ya que al efectuar el corte en el corazón nos damos cuenta de que solo se representaba en algún instrumento o pintura la parte que había sido cortada. Este ritual era altamente sagrado, el hombre logra de este modo matar “la realidad que se ha formulado en su corazón” para elevarse hacía dios separándose solo por este medio de su ser.

Cada característica que constituye a la cultura náhuatl nos deja la puerta abierta para ver que nada fue hecho al azar, todo cumplía una función principal y que su lenguaje simbólico se relaciona ampliamente con la religión y con el orden que rige el cosmos también  fue una cultura desarrollada para su tiempo y que permaneció en un nivel adelanto tanto cultural como socialmente por mucho tiempo, además de que llego a influir marcadamente en la expresión artística de otras regiones mesoamericanas.


La historia de una cultura se ha logrado interpretar ampliamente por el lenguaje de los símbolos que han sido plasmados, los cuales han se vieron directamente influenciados por las creencias religiosas, entre más nos adentramos en esta cultura particularmente nos percatamos de que no existe representación artística que no gire en torno a esta realidad mitológica y religiosa.





BIBLIOGRAFÌA
·         Sejourne, Laurette “Pensamiento y Religión en el México antiguo” Fondo de cultura económica, México, 1957, pp. 91-143.
·         León-Portilla, M. “Náhuatl: lengua y cultura con raíces milenarias”. Revista Arqueología Mexicana. (31 Mayo 2011).

1 comentario:

  1. Muy bien Yazmín, ubicas tus fuentes de información. Respecto a las citas, te puedes apoyar en más y darle continuidad a tu trabajo.

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