lunes, 5 de marzo de 2012

Facultad de Historia del Arte.




Lenguaje simbólico Nahuatl. Ley del centro o de la Realidad.


ENSAYO PARA APROBAR LA MATERIA DE ARTE PREHISPÁNICO DE MÉXICO.


Presenta:
Gabriela Esteban Rodríguez.


Profesora:
Ireri Ortiz Silva.


Morelia, Michoacán; 06 de marzo del 2012


Lenguaje simbólico Náhuatl. Ley del Centro o de la Realidad.
Cuando hablamos del lenguaje simbólico náhuatl, no sólo es necesario remontarse a la Cultura Azteca; sino de también a aquéllas que ayudaron a su constitución. Tal es el caso de una de las grandes civilizaciones del horizonte clásico; la gran Teotihuacán, palabra proveniente del náhuatl; y la cual suele traducirse como Ciudad de los Dioses.
Cabe mencionar si bien los aztecas retomaron elementos teotihuacanos para conformar un simbolismo propio; también es importante reconocer la gran labor que dicha civilización hizo por  rescatar dichos elementos.
Uno de los símbolos más característicos de esta cultura azteca, es La “ley del centro”, que de una manera esquemática correspondería a cuatro puntos unificados por un centro. Por medio del cual podemos percatarnos de la relevancia del número cinco como punto de contacto entre el cielo y la tierra o la clara idea del arriba y  abajo. “Esto constituye el núcleo mismo del pensamiento náhuatl y que determinó sus más importantes expresiones.” [1]
Podemos apreciar en su vasto legado artístico de Teotihuacán, una clara idea de los ciclos y que por medio de la Ley del Centro, “ha abolido la fragmentación de los contrarios.”[2] Esto puede interpretarse como la complementariedad de determinados elementos de carácter simbólico que cumplen con una función específica; como por ejemplo, muerte-resurrección, agua-fuego, lo limitado y lo infinito, etc.
Para algunos podría resultar un juego de niños la elaboración de este sistema, sin realmente analizar y apreciar un verdadero tratado de metafísica. “En su más simple expresión, está constituido por cinco puntos encerrados o no, en un cuadrilátero, que simbolizan  la piedra preciosa, emblema del Sol, del corazón humano y del calor.”[3]
Como la anterior existen muchas interpretaciones del mismo, pero en su concepción más precisa de Movimiento, es representado por dos líneas divergentes que se unen en el centro.
Podríamos concluir que en esta Ley del Centro ó Quincunce, la realidad habita en el punto medio de la materia asumiendo múltiples formas de la naturaleza misma.


[1] Séjourné, Laurette, Pensamiento y religión en el México Antiguo, Ed. Fondo Económico de Cultura, México, 1957, p.102
[2] Séjourné. Íbid. p. 103
[3] Séjourné. Íbid. p. 104

1 comentario:

  1. bien Gaby por tu trabajo, citas para respaldar tus ideas. Te quedas corta en tu escrito, me parece que puedes desarrollar con un poco más de tiempo.

    ResponderEliminar