martes, 6 de marzo de 2012

Unión de Contrarios, la base de la perfección. Por Alexandra Mújica




Unión de contrarios. La base de la perfección

Quizás el concepto de “dualidad” es el más trillado cuando se habla acerca de la cultura náhuatl, aunque no sólo de ésta; sino de toda Mesoamérica. Sin embargo,  es imposible excluir este término al tratar de comprender a cada uno de los grupos humanos asentados en esta zona.
No era una condición  que los rasgos comunes entre una civilización y otra se deban  a la estrecha  relación que guardaban gracias al  comercio tan activo que se dio  en esas épocas. Puedo afirmar que sí influyeron las culturas más arcaicas en este pensamiento dual, pero no directa  y  estrictamente. Porque  cada grupo humano al iniciar la estructuración de su cultura como tal, no tenían grandes influencias de su pasado y es lo que las hace diferentes a sus antecesores.
En la conformación de su religión y propiamente de su mitología, se mencionan la existencia de dioses para casi todos los elementos naturales así como de los fenómenos que acontecen en la sociedad. Sin embargo, hay una particularidad muy notoria; me refiero a la existencia del contrario de cada dios, así como de su parte femenina y masculina.
Enfocándome ahora sólo en la cultura náhuatl, al tratar sobre todo  aspecto de su sociedad es obligatorio mencionar a algún dios; porque siempre existirá la presencia de alguna divinidad para cualquier tema que se quiera tocar de esta civilización. Pero algo que también es inevitable, es mencionar a la complementación del dios, es decir; a su contrario.
El pensamiento náhuatl se basa en el equilibrio que debe reinar en el universo, y esto sólo pudo lograrse gracias a la existencia de las dualidades, no solo en los dioses, sino en todo aspecto de su vida cotidiana: el día y a noche, la muerte y la vida, el hombre y la mujer, Y la perfecta unión de estos, es lo que logra  el balance de la realidad en la que vivían.
Parece absurdo seguir hablando de la unión de contrarios y del punto en que se juntan para lograr el orden cósmico, pero cada actividad y manifestación artística derivada de la cultura náhuatl es la representación de esta cohesión. Los 4 soles de las vidas pasadas están rodeando al quinto sol, que representa la vida en la que se ha llegado a la perfección del funcionamiento de los astros y del propio ser humano. Las pirámides nos muestran de la misma manera la unión de los cuatro puntos en un centro el cual está dirigido al cielo que representa el lugar al que se anhela llegar adorando a los astros y a todos los hechos naturales que provienen de él y que les facilitan  su estancia en la tierra ayudándolos a producir los frutos de su sustento. Pero así como se dirigen hacia arriba, también piensan en el abajo y sobre todo en la tierra que es el punto medio en el que se fusionan   estas grandes fuerzas de la vida y la muerte, del día y la noche, de la luz y la obscuridad.
Enfocándonos ahora en el ser humano como ente creado por los dioses y como elemento de perfección podemos encontrar que también cumple con estas características duales y que es en su centro en donde se unen y generan todo sentimiento y motor de vida. Es en el corazón donde todo brota, de donde se irriga el flujo sanguíneo hacia el resto del cuerpo y le da vida a éste. Es el indicador de la vitalidad y por lo tanto el regalo más preciado que un hombre puede ofrecerle a sus creadores con la finalidad de fortalecerlos y que estos puedan seguir proveyendo al hombre de lo necesario para su sustento. Por esto es que encontramos variadas representaciones de corazones en sus esculturas y pinturas, incluso en el atavío de sus dioses como es el caso del Tigre- pájaro – serpiente, entidad que simboliza el reencuentro de las tres eras cósmicas o en la representación del Templo Mayor de Tenochtitlán, según el códice florentino en donde los dos  ídolos representan  Xochipilli llevando en la mano un corazón floreciendo.
Analizando estos elementos antes descritos podemos concluir que la profunda observación  y conocimiento de los elementos naturales que llevo a cabo el hombre no sólo se enfocaban al estudio de su alrededor sino al conocimiento profundo de su ser en el cual también encontraban plasmada la perfección que se da en le quincunce  y es de esta manera en que se integra a su realidad como un ente que al igual que los dioses tiene su parte contraria pero sin el cual no se podría dar sustento a la vida.   

1 comentario:

  1. Bien por el rumbo que decidiste darle a tu texto Alexandra, a manera de observación hubiera sido prudente apoyarte de citas del texto del que partiste y también ubicar tu bibliografía.
    Hay que cuidar si hablamos en primera persona del singular o tercera persona del plural, pero no mezclar (sugiero la segunda opción).

    ResponderEliminar