martes, 7 de febrero de 2012

Mito Mesoaméricano - Por Ilse Villanueva



El Mito Mesoamericano
-Ensayo-
  

Ilse Araceli Villanueva Calderón

Universidad de Morelia A.C.
Lic. en Historia del Arte
Asignatura: Arte Prehispánico de México
LHA. Ireri Ortiz Silva

INTRODUCCIÓN
Para hablar del cualquier mito, lo primordial sería saber qué es exactamente. Por su raíz etimológica, proviene de mithos que significa “cuento”, y por esto se entiende que no es más que un relato de tipo ficticio. Sin embargo, su objetivo va más allá de la simple recreación; el mito es por excelencia la historia que relata el origen de algo, el porqué de las cosas.
Todas las culturas de antaño, en donde el hombre comenzaba a descubrir una serie de fenómenos que ocurrían a su alrededor y que hasta cierto punto le causaban temor, sorpresa y sobre todo curiosidad; tratan de explicarse todos estos hechos precisamente con un relato de este tipo.
Incluso, en la actualidad hay una serie de relatos fantasiosos que grupos masivos de personas creen, ya que la ciencia no puede contestar a todas sus preguntas y el hombre siempre ha tenido la necesidad de saber su propio origen así como el de las cosas que le rodean; así que llenan ese vacío existencial con una historia de tipo fantástica. Me estoy refiriendo a las distintas religiones que han prevalecido a lo largo del tiempo, como por ejemplo el cristianismo o el hinduismo; las cuales tienen su propio mito sobre el origen de las cosas. Quizás muchas personas no estén de acuerdo a esta afirmación sobre sus creencias particulares, pero manteniendo un juicio al margen de cualquier dogma de fe; se puede decir concretamente que esos relatos sobre la creación no son más que mitos.
Y saliendo de temas controversiales y entrando propiamente al fin de este ensayo, se dará un vistazo a las generalidades del mito mesoamericano; y emitiré un juicio propio del mismo, basándome en una concepción contemporánea.
Será un breve ensayo, donde no pretendo agredir o enaltecer ni al objeto del mismo, ni a los lectores. Solo espero sea del agrado de quien desee leerlo.

EL MITO MESOAMERICANO
Algo característico de la región de Mesoamérica, es que durante toda su historia, fue ocupada por múltiples culturas; que como tales… Poseían una propia lengua, indumentaria, estratificación social, tradiciones, etc. Sin embargo no se puede hablar de “propiedad” o “individualización”, ni siquiera del concepto “autóctono”; cuando se habla del mito.
Todos los rasgos mencionados anteriormente (a excepción de mito, claro) son  característicos de cada cultura, y los pertenecientes a estas son realmente celosos con cada uno. Con esto me refiero, por ejemplo; a que un otomí nunca utilizará o combinará indumentaria, dialecto o tradición tarahumara o rarámuri, hablando de etnias actuales. En épocas prehispánicas  a pesar del constante contacto de una cultura con otra, debido al comercio incesante que reinaba en esos tiempos; tampoco se dio un intercambio cultural por lo menos en los aspectos mencionados.
Pero como ya mencioné, no ocurrió de la misma manera con el mito; es por eso que generalmente se le conoce como mesoamericano y no como “el mito maya” o “el mito azteca”, por ejemplo. “(…) hay mitos, como el origen de los seres humanos, que se representan de formas distintas en diferentes lugares de Mesoamérica”.[1] Es notorio que hubo un gran sincretismo en estos relatos, donde la presencia del dios era la más importante.
Y menciono esta presencia porque era a veces lo único que cambiaba de región a región, el dios. Aunque no precisamente, porque sus características eran iguales o muy similares; lo que realmente era diferente, era solo el nombre con el que se le conocía. Pero algo más curioso, es que el nombre cambiaba por la lengua que se usaba en cada lugar; porque al momento de traducirlo, significaba lo mismo en tal o cual cultura.
“Así que los dioses circulan en Mesoamérica. Aun cuando son figuras tribales emblemáticas, no se acantonan en el estrecho límite de un pueblo o una región”.[2]
Duverger no pudo haber hecho una afirmación más acertada que esta, porque es exactamente así; los dioses con distintos nombres, iban de lugar a lugar (hablando de manera figurativa). Por lo que puedo decir que eran dioses viajeros.
Con mi poca experiencia teórica, realmente no he llegado a descubrir cuál fue la razón por la que el panteón y el mito de las culturas mesoamericanas se hayan fusionado de una manera tan interesante, y no así otros elementos como la lengua o las costumbres. Ese quizás sea un enigma que me acompañe por un tiempo hasta que decida hacer una investigación más a fondo sobre este tema.
Ahora, dejando atrás mis dudas existenciales; y tomando de nuevo el hilo del papel  fundamental del dios en el mito. Para el hombre mesoamericano, el origen de todas las cosas proviene de precisamente de una divinidad. Es decir, una deidad suprema que tenía la capacidad de procrear alguna u otra cosa.
Cada dios tenía su rol específico, para los mesoamericanos las creaciones más importantes de los dioses fueron: los seres humanos, el calendario, la escritura, el sol, la luna, la tierra y el maíz. Y a los dioses respectivos, era a quien más rendían tributo, aparte de que el mito de cada uno de éstos; solían ser los más elaborados.
Un punto importante que vale la pena señalar, es que el fuego era también una de las creaciones más significativas; y tenía una fuerte relación con el sol. Incluso en algunas culturas, el dios del sol y el del fuego eran el mismo. Y su estrecho vínculo se puede explicar en un fragmento del libro de Krickeberg: “(…) el sol (…) había despertado a la vida por la creación del fuego”.[3] Entonces se llega a la conclusión de que se creía que a partir del fuego, es como se crea el sol.
Todo esto es una eterna procreación, ya que a partir del concebimiento de alguna cosa, se crea otra y así sucesivamente con todas aquellos fenómenos que para los hombres de esos tiempos; no tenían explicación.
Otro aspecto importante con respecto al mito, era el objeto de este; mismo que tiene semejanzas con la mitología de la mayoría de las culturas del mundo, hablando de tiempos antiquísimos. Me refiero pues, a que lo que generalmente se trataba de explicar a través de estas historias; eran fenómenos y elementos naturales. Como por ejemplo: la lluvia, el agua, el cielo, las plantas, los animales, la fecundidad, el universo, etc.
El mito es una respuesta que el mismo hombre se da a sus preguntas, pero… ¿Por qué es que surgen éstas? Por la observación y como consiguiente por la necesidad innata de saber el porqué de cada cosa, puedo decir que eran una especie de filósofos; la única diferencia es que ellos si encontraban sus respuestas en estas fantásticas narraciones y no divagaban infinitamente.
Y el asunto más importante que me parece tocar, es el de la dualidad tan marcada que existía en las culturas prehispánicas y que queda totalmente plasmado en su mitología. Pues para cada protagonista, tenía que haber un antagonista; un contrario. “En Mesoamérica (…) los contrarios se complementan mutuamente”.[4] Es debido a esta concepción que los antiguos mesoamericanos podían asimilar tan fácilmente las otras culturas, pues el hecho de que entrara a su región alguien totalmente distinto a los autóctonos; hacía que pensaran en una complementación y no en una invasión.
Bajo esta afirmación, se concluye que si había un mito que explicara el nacimiento del sol, había el que explicaba el de la luna recayendo esto, en el día y la noche. Y hay diversos ejemplos de esta dualidad, como lo son la vida y la muerte, lo masculino y lo femenino; todo ligado a una complementariedad, alimentando su espíritu comunitario.
Después de revisar los aspectos generales del mito mesoamericano, puedo afirmar que para los hombres de esos tiempos, no se trataba de una simple narración de cómo fue que surgieron todas las cosas, o hacia donde se dirigían cuando marchaban del mundo terrenal. No era una simple explicación acerca del florecimiento de las plantas, del nacimiento de un nuevo integrante de la familia, o de la procedencia de la lluvia.
Era una forma de vida, una creencia fuertemente arraigada a cada pueblo. Había un gran sentimiento de fe en cada relato mítico, mismo que a partir de esto; le daba un verdadero sentido de vida a la sociedad.

REFERENCIAS
DUVERGER, Christian. Mesoamérica. Arte y Antropología. Ed. Conaculta. Francia. 1999.
KRICKEBER, Walter. Las Antiguas Culturas Mexicanas. Ed. Fondo de Cultura Económica. México. 1961.
LEÓN – PORTILLA, Miguel. “Mitos de los Orígenes en Mesoamérica” en Arqueología Mexicana.


[1] LEÓN – PORTILLA, Miguel. “Mitos de los orígenes en Mesoamérica” en Arqueología Mexicana. v. 10. n° 56. Ed. Raíces S.A. de C.V. México. 2002. p. 21
[2] DUVERGER, Christian. Mesoamérica. Arte y Antropología. Ed. Conaculta. Francia. 1999. p. 63
[3] KRICKEBER, Walter. Las Antiguas Culturas Mexicanas. Ed. Fondo de Cultura Económica. México. 1961. p. 128
[4] DUVERGER. op. citus. p. 64

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