ENSAYO PARA APROBAR LA MATERIA DE
ARTE PREHISPÁNICO DE MÉXICO.
Presenta:
Gabriela Esteban Rodríguez.
Profesora:
Ireri Ortiz Silva.
Morelia, Michoacán; 16 de abril
del 2012
“Los sacrificios y las guerras como elemento dual de vida y muerte en el Mundo Mesoaméricano.”
La historia, cosmogonía,
cosmología y el arte del antiguo Mundo Mesoamericano puede llegar a presentarse
ante nuestros ojos como algo inexplicabable, asombroso, único e inesperado,
sentimiento al que Octavio Paz denominara como “extrañeza”[1], aquello
que no podemos comprender en su totalidad, que comienza por medio de la
sorpresa y culmina con una serie de interrogantes que asipiramos resolver.
Dentro de este rubro podemos
ubicar a la perfección, los sacrificios humanos de carácter ritual, lo cuales
se presentan abominables y han provocado la desaprobación de más de uno; no
sólo a la llegada de los españoles, sino inclusive en la actualidad se sigue
mal interpretando la finalidad y la manera en que eran llevados a cabo.
“Fray Bernardino de Sahagún, exalta las virtudes morales e
intelectuales de los indios… Sin embargo, al llegar al tema de sus creencias y
sus ritos, no vacila en decir que han sido inspirados por el demonio y que son
una caricatura abominable de los misterios cristianos.”[2]
Sin lugar a dudas, el sacrificio
humano es una práctica difícil de comprender para una supuesta sociedad
“civilizada”, sin embargo es importante considerar el contexto histórico en el
que estas civilizaciones se desarrollaron, así como, los matizes y significados
que esté ritual sagrado representaba para ellos.
“El sacrificio tiene una lógica, la cual, atendiendo a la
génesis del pensamiento, podemos reconstruir.”[3]
Recordemos que el mito cumplía con
la función de explícar todos aquellos fenómenos de la naturaleza que les
rodeaba y la cual les parecía divina e inexplicable, así mismo se convirtió en
la base de una compleja organización social, religiosa, política y militar.
El sacrificio toma un papel
protagónico a partir del mito de la quinta creación del mundo, en el que los
dioses se reúnen en Teotihuacan y dos de ellos se arrojan a la hoguera
convirtiendose en el sol y la luna; pero aún era necesario el sacrificio del
resto de los dioses para poner en movimiento a los astros y a todo el universo
que hasta el momento permanecían estáticos.
Y como olvidar la continúa lucha
de contrarios; donde las estrellas deben ser vencidas y sacrificadas para que
el sol pueda beber de la sangre derramada y así vencer a la noche.
Los mexicas le atribuían la
representación del astro rey a Huitzilopochtli, la de las estrellas a los 400 Surianos
y la luna a Coyolxauhqui.
“La luna sufre mutilaciones (cuarto creciente, cuarto
menguante, etcétera) y se identifica además con lo femenino, carácter que
también tiene la Luna. Es, por lo tanto, muy lógico que el combate se realice
en la noche y las estrellas sean dispersadas en el cielo, para que el Sol,
surja triunfante por el oriente”[4]
Es aquí donde se nos hace
manifiesta la función del sacrificio como vehículo para crear, mantener y
transformar el mundo.
Para estás culturas, la vida no
era más que un rito, por lo que el hombre se encuentra destinado a reproducir
las acciones de los dioses, y con esto el gesto fundador del mundo, que implica
no sólo el autosacrificio, sino la guerra en sí misma.
También nos es importante destacar
que la responsabilidad era proporcional al rango y a la posición social que se
ocupaba en la sociedad; ya que es probable que,
el príncipe, el guerrero y los sacerdotes, al encontrarse en mayor
contacto con los dioses tendrían que tener una mayor responsabilidad en la
tarea de recrear y matener el mundo.
Es así, como podemos tener plena
conciencia de que el destino del guerrero noble hecho prisionero tras perder la
batalla, se encuentra destinado a la piedra de sacrificios, derramando su valiosa sangre en nombre de los dioses y
permitido así, continuar con otro ciclo de vida.
Sin lugar a duda, si aspiramos a
lograr un pleno entendimiento no sólo de los sacrificios humanos y la guerra,
sino de todas las impresionantes muestras de pensamiento y arte mesoaméricano,
debemos tratar de asumir una perspectiva propia a esa civilización a la que
acertadamente el Dr. León Portilla denominaría como “originaria”[5];
olvidandonos un poco de esa concepción occidental de vivir y ver el mundo.
“Para entender la lógica que subyace en el sacrificio
humanano hay que observar primeramente cómo estos esquemas determinaron la concepción
de los ciclos de la naturaleza en el México Prehispánico.”[6]
Ciclos, rituales y sacrificios que
podemos ver plasmados en relieves, muestras de cerámica, orfebrería, escultura,
lapidería y todos aquellas manifestaciones artísticas de carácter ritual,
religioso y guerrero, han sido herramientas fundamentales para el estudio del
enigmático mundo Mesoaméricano.
Ibarra García,
Laura. «Los Sacrificios Humanos. Una explicación desde la Teoría Histórico
Genética.» Estudios de la Cultura Náhuatl., 2001: 341-358.
Moctezuma, Eduardo Matos. Vida
y Muerte en el Templo Mayor. México: Fondo de Cultura Económica, 1998.
Paz, Octavio. Los
Privilegios de la Vista II. México: Fondo de Cultura Económica, 2006.
León Portilla, Miguel,
entrevista de Eduardo Matos Moctezuma. Discutamos México. Mundo
Mesoaméricano (04 de Febrero de 2010).
[2]Íbid., p. 27
[3] García Ibarra, Laura, Los
Sacrificios Humanos. Una explicación desde la Teoría Histórico Genética, Estudios
de la Cultura Náhuat, 2001, p.342
[4] Matos
Moctezuma, Eduardo,
Vida y Muerte en el Templo Mayo, Fondo de Cultura Económica, México,
1998, p.73
[5]
León Portilla,
Miguel, entrevista de Eduardo Matos Moctezuma. Discutamos México. Mundo
Mesoaméricano (04 de Febrero de 2010).
[6]
Ibarra García, Laura, op. cit, p. 344
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